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Una forma específica de abuso: la colonización emocional

Hace algunos años me formé con Hugo Bleichmar en Clínica Psicoanalítica para Adultos. Aún a día de hoy, en mi profesión, decir que te has formado en psicoanálisis implica peligro de ser estigmatizada como defensora de un conocimiento doctrinal, es decir, dogmático y no basado en la evidencia. Supongo que este prejuicio de los legos  (y a mi pesar, de algunos profesionales)  se debe a la costumbre de englobar toda terapia eficaz bajo el epígrafe «cognitivo-conductual». Permítaseme aclarar que este último es, más que un corpus teórico, una caja de herramientas en las que toda psicoterapeuta que haya pasado por la Universidad un poco atenta tiene formación. La queja más frecuente de una estudiante de Licenciatura o Grado es la tiranía del enfoque cognitivo-conductual frente al resto de posibilidades (sistémica, estratégica, humanista, psicoanalítica, Guestalt…) en las asignaturas de tratamiento. Por eso es la primera forma de intervención que todas aprendemos a dominar; desde mi punto de vista por ser la menos compleja y la que necesita menos habilidades terapéuticas para no redundar en iatrogénica. No se me entienda mal: la terapia cognitivo-conductual es efectiva, práctica y necesaria, pero dominarla no inhabilita  para continuar desarrollando la  potencia terapéutica con otros modelos y esquemas. No hay nada más dogmático que los reduccionismos, y más en Psicología, donde al final los diferentes enfoques son poco más que un empeño en poner diferentes nombres a los mismo fenómenos. En mi trayectoria, que empieza a ser larga, he conocido a pocos profesores menos dogmáticos y más abiertos a las evidencias científicas y a la integración del desarrollo de la neurociencia en la psicoterapia que Hugo Bleichmar y su enfoque Modular-Transformacional. Y hace poco ha comunicado el lanzamiento de una web en la que, de forma muy acertada, describe una forma específica de abuso que ha dado en llamar «colonización emocional»  y que define así: «para describir cómo un colonizador se apodera de la mente del colonizado quien pasa a sentir como propio lo que son los pensamientos, los deseos, las preferencias del colonizador. De esta manera la identidad del colonizado es suplantada por la del colonizador. Deseamos que esta web sea de utilidad para que la gente colonizada pueda liberarse de la manipulación encubierta de los que lo colonizan.» La colonización emocional implica una forma extrema de sumisión por parte del colonizado. El desafío en terapia es trabajar sobre ese condicionamiento, arraigado y casi identitario, en el que el colonizado cree que lo que el Otro siente frente a él/ella habla de lo que él o ella es; cuando en realidad sólo habla de lo que le pasa o lo que es el Otro. Diferenciarse del Otro conlleva entonces miedo a que desaparezca el vínculo; un vínculo que es vivenciado por el colonizado como esencial.  Sufrir en esa relación es entonces preferible a separarse. No es una tarea fácil, trabajar en estas situaciones y yo no conozco mejor manera de llevarla a cabo que desde las pautas de Bleichmar.   La web en cuestión es www.colonizacionemocional.com . Echadle un vistazo; el contenido lo merece. Y si teneis un rato y no la habeis visto, también a  «Malas Tierras«, de Terrence Malick. A mi me parece que viene al caso.

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